junio 21, 2012

De mujeres vampiro lesbianas

La sangre de Mariana corría debajo de la puerta. Afuera, ellas lamían del suelo mientras unas a otras se metían los dedos a la vagina. En la habitación, el hombre de la camara grababa cada etapa del mutilamiento. Las manos. Los senos. Cómo eran devorados por los perros. Una o dos cubetas con agua ensangrentada quedarían de la pobre Mariana al limpiar el piso por la mañana. Los globos de sus ojos, prendidos al tenedor del jefe de la mesa en el desayuno serán el bocado final.

De perversiones

Pese a los minutos desde el balazo en la frente, el culo de Alicia seguía tibio, dulce, angustiosamente estrecho. Mientras la penetraba, el asesino le escribía maldiciones con un marcador negro en la espalda y en las nalgas. Pero su romance no terminaría esa noche, dejaría el cadáver en la cama dos o tres días más.

junio 20, 2012



Era realmente bella, cuerpo fino, piel blanca. Edecán los fines de semana, estudiante universitaria de lunes a viernes. Por las noches disfrutaba bebiendo whisky y fumando mariguana. Ocasionalmente se dejaba llevar por la excitación del momento y compartía placeres carnales con algún hombre o mujer. Vivía la vida a su manera, de la única forma que conocía de vivirla.

(Cualquier parecido con alguna realidad, me cae que es pura coincidencia)

junio 19, 2012

De secuestros



Erika observaba silenciosamente por la mirilla de la puerta, del otro lado, sus secuestradores comentaban sobre el partido de futbol de la noche anterior. Uno de ellos, el más gordo, se levantó del sofá, caminó hacia la cocina, abrió la puerta del refrigerador, con gran indecisión tomó un platón que contenía algunas orejas de personas, las metió en el horno de microondas hasta que empezaron a crujir, salivando las tomó y las masticaba como si fuera cualquier otro tipo de carne, los otros dos secuestradores seguían discutiendo sobre el gol anulado de anoche. Erika seguía observando tratando de leer sus labios, una venda le cubría gran parte de la cabeza, con  los costados ensangrentados, pensaba en que negociaban su rescate, se alejó de la puerta, se recostó en el suelo mientras imaginaba su libertad y lo poco que le importaba no poder volver a usar sus aretes favoritos.