Bajo un sol que está perdiendo la batalla que día a día soporta contra el inclemente tempo me pierdo entre la gente que va y viene, nadie me dirige una mirada, solamente camino en busca de otra. Después de unos minutos la encuentro, esa mirada que me fascina, dulce, fría pero a la vez tierna y distante. Me acerco y digo “Hola“, ella responde sin ninguna ambigüedad, la luz del día se opaca y decido llevarla a un bar. Entre cerveza y cerveza encuentro su signo, su cumpleaños y su nombre, entre cerveza y cerveza evito enamorarme pero es inevitable. Entre cerveza y cerveza la invito a verla otra vez. Al día siguiente la veo arreglada, única, hermosamente bella, insustituible, yo me limito a admirarla y las palabras sobran para describir aquella linda figura. Yo en pantalones de mezclilla Levi’s y una playera oscura aguardo el momento de decirle lo hermosa que se mira, pero nunca encuentro el momento, solo me limito a mirar. Después ella me da la pauta, se acerca y me elige, yo no sé que hacer, no sé que decir. Pasa el tiempo y los whiskys también, entre trago y trago nuestros pies se confunden hasta llegar a un momento en que nos entendemos y decidimos dejar la fiesta, dejar las máscaras e irnos hacia donde el viento diga nuestros nombres, la llevo y elijo un lugar secreto ante nuestros ojos, la luna es testigo de aquellos momentos, la arena es cómplice de nuestros cuerpos, de repente sin ningún presagio nuestras bocas se encuentran, nuestros labios se buscan y se funden en un beso salado pero a la vez romántico y seductor. No sé que pensar, nos damos un tiempo y decidimos irnos, pero ella me llama, su mirada busca algo más y sus palabras no dejan lugar a dudas. Cuando llegamos a mi casa la luna ya estaba bajo la ciudad, nos fundimos en varios besos y mientras nuestros cuerpos llegaban al máximo nuestras mentes soñaban con algo mejor… terminada la noche entre quejidos y arrumacos, vuelve el silencio, la oscuridad.
Cada día era lo mismo, entre las nubes y las cervezas buscaba algo, entre aquella mirada y el humo, buscaba caricias que dejaran ver entre miradas alguna señal, indiferente, pero a la vez necesaria de aquellos arrumacos. Nunca lo pude descifrar, esos enormes ojos ocultaban misteriosamente un pasado, un delirio, una ansiedad. Probablemente estuve inmerso en ellos, probablemente fueron insuficientes esas noches de necesidad. Ahora solo queda el viento que trae tu aroma en aquellas noches frías en que la luna falta… y también tú.
Cada día era lo mismo, entre las nubes y las cervezas buscaba algo, entre aquella mirada y el humo, buscaba caricias que dejaran ver entre miradas alguna señal, indiferente, pero a la vez necesaria de aquellos arrumacos. Nunca lo pude descifrar, esos enormes ojos ocultaban misteriosamente un pasado, un delirio, una ansiedad. Probablemente estuve inmerso en ellos, probablemente fueron insuficientes esas noches de necesidad. Ahora solo queda el viento que trae tu aroma en aquellas noches frías en que la luna falta… y también tú.
1 comentario:
me encanto!!!
es uno de los que mas me han gustado.....
no habia terminado de leer pero en este me detuve
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