abril 20, 2010

La última en el metro


Viajo sin inmutarme. El metro contiene olores a desgracia, a tristeza, a coraje, a sexo, a mugre, a perfume Carolina Herrera, a nostalgia, a día nublado, a torta de jamón, a cebollas, a coladera, a sudor de axila, a pasado, a ella, y a la otra, y a la otra también. Nadie voltea a verme y sin embargo yo veo a todos. Gestos, caras, risas, miradas, palabras. Una muchachita de buen cuerpo sube a vender discos, pone play a su reproductor portátil y suenan pedazos de canciones, a nadie le interesa lo que vende pero muchos están interesados en su cuerpo, observan sus pequeños senos casi perfectos bajo una playerita blanca, también admiran su trasero cubierto por una tela gris ajustada. Un ciego pasa junto a mí pidiendo monedas a cambio de chicles, se abre paso casi a empujones. Otra persona canta una ranchera con un acordeón mientras un niño de unos seis años nos pide monedas a cada uno. El recorrido casi llega a su fin, solo faltan tres estaciones. En la penúltima parada una mujer hermosa aborda, pelo negro y lacio, pantalón entallado negro a la cadera, botas negras de tacón alto, blusa negra muy femenina, toma asiento con la mirada baja. Me enamoro, casi todos los días me enamoro en el metro, pero esta vez hay algo especial. La mujer levanta la mirada y me encuentra, yo no puedo esquivarla, es realmente hermosa. En la última estación ella se levanta, salimos por la misma puerta, al pisar el andén me toma del brazo y me sonríe, me conduce hacia el final del andén. Bajamos hacia las vías, no puedo dejar de verla, me tiene enloquecido y acepto todos sus movimientos. De pronto un ruido me hace voltear hacia delante, el tren no pudo frenar. Minutos después la estación se llena de gente, policías y paramédicos se abren paso entre la gente. Mi cuerpo entre las vías quedó inmóvil. La mujer de negro se aleja por el túnel, nadie la nota.

1 comentario:

yael dijo...

¡Maravilloso tu blog! ya me he vuelto fan

Un saludo